En 2007, Viacom, la conocida empresa de entretenimiento, presentó una demanda contra YouTube solicitando más de mil millones de dólares por daños y perjuicios. La base de su argumento era que YouTube había permitido a los usuarios subir y ver cientos de miles de vídeos propiedad de Viacom sin permiso, lo que había dado lugar a una infracción masiva de los derechos de autor.
Viacom replicó que YouTube había recibido más de 100.000 avisos de retirada de vídeos que se creía que eran propiedad de Viacom o estaban bajo su control, y que había actuado con rapidez para resolverlos. El caso llegó finalmente al Tribunal de Apelación del Segundo Circuito de los Estados Unidos, donde se argumentó que debían protegerse los derechos de terceros.
El caso Viacom contra YouTube: la historia detrás de una de las batallas legales más grandes de la era digital
La disputa legal siguió una serie de acontecimientos que comenzaron con una orden de protección que se estipuló para proteger los intereses de terceros, como entidades no relacionadas con Viacom.
Viacom alegó que YouTube no había protegido adecuadamente a estas entidades de los efectos de una posible infracción de los derechos de autor. Finalmente se denegó a Viacom el juicio sumario y el caso se vio en el Segundo Circuito.
Viacom alegó que YouTube no podía acogerse a la salvaguardia legal prevista en el artículo 512(c)(1)(A) de la Ley de Propiedad Intelectual de EE.UU. debido a lo que consideraban «conocimiento transaccional» por parte de YouTube de que determinados vídeos del sitio web se subían y compartían ilegalmente.
Exigían que YouTube aprobara manualmente cada vídeo antes de subirlo al sitio, una exigencia que, según argumentaban, destruiría YouTube como plataforma. YouTube, por su parte, alegó que su plataforma no fomentaba ni promovía la infracción de los derechos de autor y que había tomado muchas medidas para garantizar que sus usuarios no infringieran la ley de derechos de autor.
Al término del caso, el Segundo Circuito concedió el juicio sumario a YouTube y rechazó las alegaciones de Viacom. El tribunal consideró que YouTube tenía una «creencia objetivamente razonable» de que no estaba contribuyendo a la actividad infractora en su sitio y consideró que no eran responsables de ningún daño.
Además, el tribunal también decidió que YouTube podía acogerse a la protección legal prevista en la Ley de Propiedad Intelectual. Esta sentencia dio lugar a la desestimación de las demandas de Viacom, sin que YouTube recibiera ni una sentencia ni una amenaza legal.
El resultado de este caso se consideró una gran victoria para YouTube y las plataformas en línea, ya que consolidó su posición de que no serían responsables de ninguna infracción de derechos de autor cometida por sus usuarios.
Además, la decisión de que YouTube podía acogerse al puerto seguro legal reafirmó la protección de que gozan las plataformas cuando alojan contenidos generados por los usuarios y demostró lo importante que es proteger los derechos de terceras entidades en casos relacionados con cuestiones de derechos de autor.
Al mismo tiempo, la decisión dejó vulnerables a los creadores y locutores independientes, ya que la sentencia no amplió la protección de los derechos de autor a dichas entidades. Todavía se están discutiendo y debatiendo las implicaciones de este caso, pero está claro que la cuestión de los derechos de autor y las plataformas en línea dista mucho de estar resuelta.
Con todo, el caso de Viacom contra YouTube pone de manifiesto la complejidad de la ley de derechos de autor y las implicaciones que puede tener tanto para las grandes empresas como para los creadores independientes.
Es un recordatorio más del poder que tienen plataformas como YouTube, así como de lo importante que es proteger los derechos de terceras entidades en disputas relacionadas con los derechos de autor. Además, también sirve como recordatorio de lo difícil que puede ser navegar y entender la ley de derechos de autor.
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