En los años 90, Apple soñaba con destronar a Windows 95, el gigante que estaba dominando el mercado. La respuesta de la compañía fue un proyecto ambicioso y futurista: Mac OS Copland.
Prometía ser la joya de la corona en la informática personal, un sistema operativo tan avanzado que haría temblar a Microsoft. Sin embargo, terminó convirtiéndose en una de las historias más fascinantes (y trágicas) de la tecnología.
El sueño de vencer a Windows 95
Era 1994, y en Apple se respiraba urgencia. Microsoft estaba a punto de lanzar Windows 95, un sistema operativo que amenazaba con eclipsar a los Macintosh.
En una Apple que aún no conocía el regreso de Steve Jobs, la solución fue soñar en grande: crear desde cero un sistema operativo que llevara al límite las capacidades de los ordenadores. Así nació Mac OS Copland, bautizado en honor al compositor Aaron Copland.
Las características que prometía eran, para la época, puro sci-fi:
- Multitarea preventiva, que permitiría ejecutar varias aplicaciones simultáneamente sin que una afectara al resto.
- Interfaz Platinum, un diseño en 3D que superaba el monocromo del Mac OS 7.5.
- Soporte multiusuario, para que varios usuarios pudieran iniciar sesión en un mismo equipo.
- Finder mejorado, con la capacidad de copiar y pegar múltiples archivos de forma más intuitiva.
- Temas personalizables, algo impensable en 1995, pero que hoy es estándar en cualquier sistema operativo.
Apple quería que Copland fuera la respuesta definitiva a Microsoft, y no escatimó en recursos. Con un equipo de 500 ingenieros y un presupuesto anual de 250 millones de dólares, se esperaba que el sistema operativo estuviera listo en tiempo récord.
En noviembre de 1995, una beta inicial fue entregada a 50 desarrolladores. Parecía que el sueño se estaba materializando.
De promesa a pesadilla
La realidad fue muy distinta. Lo que debía ser un proyecto visionario se convirtió rápidamente en un caos. Apple seguía añadiendo características sin terminar las anteriores, el presupuesto se disparaba y los retrasos acumulados comenzaban a hacer mella.
En 1996, Apple enfrentaba pérdidas multimillonarias y el CEO de la época, Gil Amelio, tuvo que anunciar que Copland se lanzaría «por partes». Esa promesa tampoco se cumplió. El proyecto se volvió inmanejable y Apple se encontraba en una posición precaria.
El final de Mac OS Copland
Para 1997, el regreso de Steve Jobs marcó el fin de Copland. Jobs canceló el proyecto y optó por un enfoque más pragmático: traer tecnologías probadas como las de NeXTSTEP, que eventualmente dieron forma al sistema operativo que conocemos hoy como macOS.
Sin embargo, no todo fue en vano. Muchas de las características que Copland prometía—como Spotlight, la multitarea avanzada o el modo oscuro—eventualmente se hicieron realidad, pero años después y bajo una tecnología más madura.
Un legado olvidado (pero fascinante)
Aunque Mac OS Copland nunca llegó a las manos de los consumidores, su historia sigue siendo un recordatorio de los peligros de la ambición desmedida. En retrospectiva, la frase «menos pero mejor» que marcó la filosofía de Steve Jobs y Jonathan Ive en años posteriores es la lección más valiosa que dejó este proyecto fallido.
Hoy en día, encontrar camisetas de merchandising de Copland en sitios como eBay es como hallar un tesoro perdido, un guiño a un pasado donde Apple soñó demasiado grande para su tiempo.
Imagen de Cabecera | Cultofmac
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