Microsoft eleva su poder en OpenAI con un 27% de control

Los Redmond ahora pasan a controlar el 27% de la compañía OpenAI.

Microsoft ahora controla el 27% de OpenAI
Microsoft ahora controla el 27% de OpenAI

La relación entre Microsoft y OpenAI ha entrado en una nueva fase. Tras años de colaboración que transformaron el panorama de IA, ambas compañías han revisado los términos de sus acuerdos para adaptarse a los nuevos avances tecnológicos y a los retos de la próxima década.

Desde su primera alianza en 2019, cuando Microsoft invirtió mil millones de dólares y convirtió a Azure en la nube exclusiva de OpenIA, la cooperación entre ambas compañías ha evolucionado en paralelo al crecimiento de ChatGPT y la expansión de la IA generativa. Hoy, con una restructuración corporativa profunda, las dos empresas firman un nuevo acuerdo definitivo que redefine los límites de su colaboración sin romper la alanzas que marcó una era en la industria tecnológica.

Microsoft ahora controla el 27% de OpenAI
Microsoft ahora controla el 27% de OpenAI

Microsoft y OpenAI renuevan su asociación estratégica

De acuerdo a los términos actualizados, la participación de Microsoft en OpenAI Group PBC será de aproximadamente el 27%, valorada en unos 135.000 millones de dólares. Antes de la reestructuración, la participación equivalía al 32,5% en la entidad con fines de lucro.

Este nuevo acuerdo refuerza nuestro compromiso con el desarrollo responsable de la inteligencia artificial y garantiza una base sólida para los próximos años, afirmó un portavoz de Microsoft.

Los elementos esenciales del pacto se mantienen. OpenAI seguirá considerando a Microsoft como su socio pionero, mientras que Azure conserva la exclusividad de la API hasta que el alcance la llamada Inteligencia Artificial General (IAG). Sin embargo, la verificación de dicha meta no quedará solo en manos de OpenAI: será validada por un panel independiente de expertos.

Cambios clave en propiedad intelectual y desarrollo de IA

Uno de los cambios más significativos es la extensión de los derechos de propiedad intelectual de Microsoft hasta 2032, que ahora abarcan los modelos desarrollados incluso, después del logro de la AGI, siempre bajo criterios de seguridad. En el acuerdo anterior, esos derechos se extinguían tras alcanzar la AGI.

Asimismo, los derechos de propiedad sobre la investigación se mantendrán hasta que el panel confirme la existencia de la IAG hasta 2030, lo que ocurra primero. Después, los Redmond conservarán los derechos de propiedad intelectual sobre productos comerciales no relacionados con la investigación, aunque se excluye el hardware de consumo de OpenAI.

Mayor flexibilidad y libertad para ambas empresas

La nueva estructura ofrece más independencia operativa. OpenAI podrá colaborar con terceros en el desarrollo de productos, manteniendo la exclusividad de Azure solo para aquellos basados en API. Los demás, podrán hospedarse en otros proveedores de nube, Esto abre la posibilidad de ver proyectos como Sora desplegados en plataformas como Google Cloud.

Por su parte, Microsoft tendrá libertad para desarrollar su propia AGI, de forma independiente junto a nuevos socios externos. Si OpenAI crea modelos que utilicen propiedad intelectual de Microsoft entes de declarar la AGI, dichos desarrollos estarán sujetos a limites computación que exceden los estándares actuales.

En el terreno comercial, el acuerdo de reparto de ingresos se mantendrá hasta que se verifique la AGI, aunque con pagos distribuidos en plazos más amplios. Además, OpenAI ha acordado adquirir servicios adicionales de Azure por valor de 250.000 millones de dólares, al tiempo que Microsoft renuncia a su derecho de preferencia como proveedor exclusivo.

Finalmente, OpenAI tendrá la posibilidad de ofrecer acceso API a entidades gubernamentales de seguridad nacional de EE. UU. sin depender de un proveedor específico, y podrá lanzar modelos de peso abierto que cumplan con criterios definidos de capacidad y seguridad.

Con este nuevo marco, Microsoft y OpenAI consolidan una de las alianzas tecnológicas más influyentes de la historia moderna, preparando el terreno para una década decisiva en el desarrollo ético y competitivo de la inteligencia artificial.

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