Napster fue uno de los primeros servicios de intercambio de archivos que permitía a los usuarios descargar música gratis. La plataforma fue propuesta en 1999 y desarrollada por Sean Parker y Shawn Fanning, y cerró en 2001 tras una serie de disputas legales con grupos y discográficas.
20 años después, está claro que Napster cambió para siempre la forma de escuchar música. Desafió a la industria musical e influyó enormemente en la forma de consumir música en todo el mundo.
Breves antecedentes de Napster
La plataforma fue el producto de la creación de dos jóvenes que revolucionó a principios del milenio la forma en que la gente obtenía música. Todo comenzó en un chat de IRC, donde tres usuarios fantaseaban con crear una comunidad online que les permitiera compartir archivos.
Nunca habrían imaginado que aquello cambiaría para siempre la industria musical.
Ese mismo año, Roxio dio el primer paso en noviembre de 2002 y compró los derechos de la marca Napster por 5,3 millones de dólares y cambió el nombre de Pressplay por el de Napster. Sin embargo, la batalla legal también se avecinaba con un caso de infracción de derechos de autor contra Napster.
El 5 de marzo de 2001, se emitió un mandato judicial y se ordenó a Napster que impidiera el intercambio de música con copyright en su red. En julio de 2001, Napster cerró completamente su red para cumplir con las demandas.
El impacto de Napster
Napster permitía a los usuarios acceder y descargar casi toda la música que quisieran, sin necesidad de comprar copias físicas ni escuchar lo que ponía la radio. Permitió a la gente conseguir música de forma rápida y sencilla, rompiendo el proceso físico de compra de música y obligando a la industria a replantearse su modelo.
Proporcionó a los usuarios una herramienta para acceder a vastas colecciones de música que les habría llevado más tiempo y dinero obtener de fuentes físicas.
La plataforma también permitió a los usuarios descubrir música de artistas de todo el mundo sobre géneros poco conocidos, así como acceder a una gran variedad de conciertos. Atrás quedaban los días en que se dependía de lo que vendían las tiendas de discos o de la música que sonaba en la radio.
Ahora la gente podía elegir qué música escuchar y compartirla con el mundo, lo que les hacía estar más comprometidos y controlar sus elecciones musicales.
Las secuelas de Napster
Cuando Napster cerró su red en 2001, dejó un gran impacto en la industria musical. Obligó a la industria a replantearse su modelo de negocio, cómo llegar a su público y cómo competir con los nuevos servicios de música en streaming que entraban en el mercado.
Después de Napster, empezamos a ver una gran penetración de los servicios de música en streaming (como Spotify, Apple Music o YouTube Music), plataformas que permiten a los usuarios acceder a una gran variedad de canciones con una suscripción o pagando por streaming.
Napster también impactó en la forma en que la industria musical comercializa y promociona la música, así como en la forma de trabajar con los servicios de streaming musical y los sellos discográficos.
Esta transformación ha salvado en cierta medida a la industria y ha proporcionado una forma de monetizar la música en la era digital, protegiendo así los derechos de propiedad intelectual.
Conclusión
No cabe duda de que la plataforma era imparable y que era obvio que sólo era cuestión de tiempo que sus efectos llegaran a la industria. Desde entonces, la forma en que escuchamos música ha cambiado por completo y la industria musical sigue renovándose.
La plataforma nos proporcionó una forma de acceder a la música que queríamos, rompiendo las limitaciones físicas de comprar música. También obligó a la industria a revisar su modelo de negocio y a seguir el ritmo de la sociedad digital.
Napster fue un innovador en la industria y un gran ejemplo de cómo la tecnología puede derribar barreras y repercutir en nuestra forma de acceder y escuchar música. Fue la disrupción definitiva y abrió nuevas oportunidades para que la gente explorara la música.
20 años después, podemos afirmar que Napster cambió para siempre nuestra forma de escuchar música.